

El envío de tropas y dinero desde España a los Países Bajos por mar, se convirtió después de 1568 en un asunto extremadamente riesgoso y como el aprovisionamiento de los ejércitos europeos por tierra era primitivo, todo lo que necesitaban los soldados se requisaba en el mismo lugar por donde pasaban las tropas.

Cada Tercio disponía de un médico, un cirujano y un boticario. Todas las compañías contaban con barbero para los primeros auxilios, y los heridos graves se trasladaban al hospital general, donde había enfermeros, médicos y cirujanos. Este hospital corría a cargo de los propios soldados mediante el llamado «real de limosna» (una cantidad que se les descontaba del sueldo), la venta de los efectos personales de los enfermos que fallecían sin hacer testamento o las donaciones que alguien hacía voluntariamente. Había aproximadamente un médico o cirujano por cada 2200 soldados, aunque los heridos podían llegar a ser tantos que desbordaran la capacidad de éstos. Lo cierto era que la mayoría de los soldados veteranos estaban cubiertos de cicatrices, y muchos acababan lisiados o mutilados sin ninguna compensación. Las amputaciones iban seguidas de la cauterización, y las curas de las heridas se hacían con maceraciones de vino o aguardiente y algunos ungüentos, pero eso no frenaba a veces la infección o las supuraciones, lo que acababa por degenerar en gangrena.
Información tomada de Wikipedia y de Historiadores de la Cocina
Que lindo articulo èste que habeis publicado,me ha gustado mucho,lo he encontrado muy interesante ya que soy una apasionada de la historia.Optimo post.Daniela
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